Las primeras representaciones griegas de Hékate son simples y no triples. El viajero del siglo II a. C. Pausanias afirmó que Hékate fue representada triple por vez primera por el escultor Alcámenes en el periodo griego clásico de finales del siglo V a. C. Las convenciones antropomórficas del arte griego se resistían a representarla con tres caras: una escultura votiva del siglo III a. C. procedente del Ática la muestra como tres imágenes diferentes contra una columna, alrededor de la cual bailan las Cárites. Algunos retratos clásicos la muestran como una diosa triple sosteniendo una antorcha, una llave y una serpiente. Otros continuaron mostrándola en su forma simple.
En los escritos esotéricos griegos de inspiración egipcia relacionados con Hermes Trimegisto y en los papiros mágicos de la Antigüedad Tardía era descrita con tres cabezas: una de perro, otra de serpiente y otra de caballo. La triplicidad de Hékate se expresaba de una forma más helénica, con tres cuerpos en lugar de cabezas, como aparece tomando parte en la batalla con los Titanes en el vasto friso del gran altar de Pérgamo (actualmente en Berlín). Un relieve en mármol del siglo IV a. C. en Cranón (Tesalia) le fue dedicado por el dueño de un caballo de carreras.
Muestra a Hékate, con un perro a su lado, poniendo una corona sobre la cabeza de una yegua. Su ayudante y representación animal era la perra, y la forma más común de ofrenda era dejar carne en las encrucijadas. Algunas veces incluso se le sacrificaban perros (una buena indicación de su origen no helénico, pues los perros, como los burros, muy rara vez jugaban este papel en el genuino ritual griego).
Animales
La perra es el animal más comúnmente asociado a Hékate, quien a veces es llamada la «perra negra», y alguna vez se sacrificaron perros negros a ella en rituales de purificación. En Colofón (Tracia) Hékate podía manifestarse como perro. Los ladridos de los perros eran la primera señal de su cercanía en la literatura griega y romana. Como diosa triple, a veces aparece con tres cabezas: de perro, caballo y oso, o de perro, serpiente y león.
La rana, significativamente una criatura que puede cruzar dos elementos, está también consagrada a Hékate.
En el Malleus maleficarum (1486) se afirma que Hékate fue adorada por brujas que adoptaron partes de su mito como su diosa de la hechicería. Debido a que Hékate ya había sido muy difamada a finales del periodo romano, a los cristianos de la época les resultó fácil envilecer su imagen. De esta forma todas sus criaturas fueron también consideradas «criaturas de la oscuridad»; sin embargo, la historia de animales tales como cuervos, búhos nocturnos, serpientes, escorpiones, asnos, murciélagos, caballos, osos y leones como criaturas suyas no es siempre oscura y aterradora.
Plantas y hierbas
El tejo, el ciprés, el avellano, el álamo negro, el cedro y el sauce estaban consagrados a Hékate.
El tejo tiene fuertes asociaciones con la muerte y el renacimiento. Un veneno preparado a partir de sus semillas se usaba en las flechas,[cita requerida] y su madera se usaba comúnmente para fabricar flechas y empuñaduras de dagas. La poción del caldero de Hékate contiene «esquejes de tejo». Las bayas del tejo llevan el poder de Hékate, y pueden dar sabiduría o la muerte. Las semillas son muy venenosas, pero las carnosas bayas rojas que las rodean no.
Muchas otras hierbas y plantas están asociadas a Hékate, incluyendo el ajo, las almendras, la lavanda, el tomillo, la mirra, la artemisia, el cardamomo, la menta, el diente de león, el eléboro, el milenrama y la celidonia menor. Varios venenos y alucinógenos están vinculados a Hékate, incluyendo la belladona, la cicuta, la mandrágora, el acónito (conocido como hecateis) y el opio. Muchas de las plantas de Hékate eran aquellas que podían ser usada por los chamanes para lograr diversos estados de consciencia.
Lugares
En diversos momentos se han asociado con Hékate las zonas salvajes, bosques, fronteras, murallas y puertas de las ciudades, encrucijadas y cementerios.
A menudo se afirma que la luna está consagrada a Hékate, contra lo que argumentó Farnell:
Sin embargo, en los papiros mágicos del Egipto grecorromano se conservan varios himnos que identifican a Hékate con Selene y la luna, ensalzándola como suprema diosa, madre de los dioses. De esta forma, como diosa triple, Hécate sigue teniendo seguidores en algunas sectas neopaganas.
Fiestas
Hékate era adorada tanto por los griegos como por los romanos, y tenían sus propias fiestas dedicadas a ella. Según Ruickbie, los griegos guardaban dos días consagrados a Hékate, uno el 13 de agosto y otro el 30 de noviembre, mientras los romanos consideraban el 29 de cada mes consagrado a ella.