Han permanecido ocultos bajo una ‘piel’ de cal o tras un retablo. Murales que en un momento de la historia fueron ‘repudiados’ y permanecieron escondidos durante siglos. La casualidad y las restauraciones han permitido descubrir en los últimos años más de una decena de frescos en iglesias de León.
Algunos ejemplos en la capital:
– En el 2008 las pinturas barrocas de la iglesia de Nuestra Señora del Mercado, situada en la plaza del Grano, salían de las tinieblas. A lo largo de los años habían sufrido retoques, repintes y el inexorable desgaste del paso del tiempo. Los murales, que se encontraban en algunas zonas muy estropeados, decoran con gran riqueza de colorido el camarín, lugar que se construyó, tras la demolición de un antiguo ábside, para que los fieles accediesen al templo.
– La restauración llevada a cabo en la capilla del Santo Cristo, anexa a la iglesia de San Martín -en pleno Barrio Húmedo- y propiedad de la Cofradía de las Ánimas, sacó a la luz un tesoro. Fue al desmontar el retablo barroco para su restauración cuando tuvo lugar el descubrimiento. Aparecieron cuatro tablas bajo las pinturas en lienzo que, con semejantes dimensiones y temas, debieron preceder a éstas y fueron sustituidas a causa de su deterioro, permaneciendo, sin embargo, en el armazón físico del conjunto.