Posted by on 04/08/2015

El tema ha sido tratado en todo tipo de soportes por el arte cristiano. La obra más difundida es el mural de Leonardo da Vinci (refectorio de Santa Maria delle Grazie, Milán, 1494-1497). Se encuentra en la pared sobre la que se pintó originalmente. Leonardo escogió representar el momento posterior al anuncio de Cristo de que uno de los presentes lo traicionará, cuando todos se preguntan «¿Soy yo, Señor?». Separándose de la iconografía de otras obras renacentistas, no representa a Judas delante de la mesa, sino incluido entre los demás apóstoles; y en lugar de representar a Jesucristo integrado en el grupo, con Juan en su regazo, Leonardo opta por aislar su figura en el centro y agrupar a los apóstoles de tres en tres, caracterizando a cada uno de ellos a través de su actitud y movimiento. En una posible referencia a El Banquete de Platón (y, en su época, a De Amore, del neoplatónico Marsilio Ficino), estructuró a los apóstoles en cuatro tríadas, de las cuales las dos del extremo luminoso (a la derecha) corresponden a tríadas platónicas, significando la primera que el Amor es el Deseo de la Belleza, que se perfecciona en Dios.

 

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