Los espacios más singulares de aquella ruta eran dos criptas que revelaban parte de los ‘cimientos’ de la actual capital leonesa, nacida como campamento militar de las legiones VI y VII.
Una de ellas, la de la calle Cascalerías, mostraba parte del anfiteatro con el que contó la ciudad, así como paneles ilustrativos y maquetas. En 2004, la estancia fue abierta al público, pero problemas de horarios y personal hicieron que se cerrase a las visitas libres para abrirla tan sólo a puntuales visitas guiadas, ofrecidas por el Ayuntamiento a lo largo del curso lectivo para colegios y asociaciones.
Otra, la de Puerta Obispo, ubicada frente a la Catedral, contiene restos de las antiguas termas y de la ‘porta principalis sinistra’, y recibió, sólo el día de su inauguración, 600 personas, registrando uno de los éxitos de afluencia a un monumento más notables en el año 2006. No obstante, fue cerrada pocos meses después: la empresa que se encargó de su habilitación exigía una deuda muy abultada a la que el Consistorio no pudo hacer frente.
Otro punto de la ruta, los Principia de la calle San Pelayo, verdadera ‘partida de nacimiento’ de León, siguen inmersos en su particular y ya largo proceso legal, mientras que la muralla o el canal del Jardín del Cid sólo necesitan de la curiosidad del turista para ser contemplados.