Cuando repasamos, aunque sea someramente, el catálogo de las pinturas y grabados rupestres realizados durante el Paleolítico Superior, dentro del llamado arte franco-cantábrico, una característica llama rápidamente nuestra atención: la práctica ausencia de representaciones humanas de cualquier tipo, con unas cuantas excepciones aisladas que no vendrían sino a confirmar esta regla.
Se han formulado al respecto diversas hipótesis, una teoría asocia la ausencia de representaciones humanas a la existencia de una norma de carácter sociocultural que prohibía llevarlas a cabo, aunque no falta quien afirma que para el hombre paleolítico su propia existencia era insignificante y en consecuencia indigna de ser llevada a las representaciones rupestres.