Death: a self-portrait (La muerte, un autorretrato) es una exposición que se inauguró el 15 de noviembre (hasta el 24 de febrero del 2013), en la Wellcome Collection de Londres. La exposición principal de invierno que presenta unas 300 obras de una colección única dedicada a la iconografía de la muerte y las actitudes complejas y contradictorias hacia ella.
La colección es espectacular, variada, incluye obras de arte, artefactos históricos, muestras científicas y efímeros de todo el mundo, con el exotismo truculento de los gabinetes de curiosidades. Impresiones raras de Rembrandt, Durero y Goya se muestran junto a los dibujos anatómicos, arte de guerra y postales antiguas metamórficas; restos humanos se yuxtaponen con pinturas de «vanitas» del Renacimiento e instalaciones del siglo XX celebrando el mexicano Día de los Muertos.
De un grupo de cráneos incas antiguos, a una espectacular lámpara de araña hecha con 3000 huesos de yeso de la artista británica Jodie Carey, esta colección singular, por momentos inquietante, macabra y en movimiento, se abre una ventana a nuestro deseo permanente de hacer las paces con la muerte.