Ataúdes colgantes, una práctica funeraria no muy difundida, colocar los ataúdes en lugares altos y protegidos, normalmente en los acantilados. Se pueden encontrar en varios sitios, entre ellos China (los Bo del sur de China), Indonesia (el pueblo Sa’dan Toraja), y Filipinas (la tribu Igorot). Parece circunscribirse a esa zona geográfica del sur de Asia, quizá porque las condiciones climáticas son similares.
El sentido exacto de esta práctica es difícil de discernir, hay un motivo práctico, proteger los cuerpos de los seres queridos del ataque de alimañas, enemigos (reales o espirituales), protegerlo del agua, pero también parecen existir motivos espirituales (acercar a los muertos a los espíritus ancestrales), al estar al aire están en contacto con los seres «divinos» más próximos al aire que a la tierra.
Los ataúdes suelen ser de madera, colgados por cuerdas, encajados en vigas de madera o aprovechando salientes de la piedra o cuevas (naturales o artificiales). Pueden ser individuales o enterramientos familiares, los individuales suelen usarse para jefes de la tribu o individuos importantes. Algunas leyendas dicen que no se emplearon herramientas para subir allí los ataúdes, porque los antiguos pobladores eran hombres-pájaro, pero parecen solo interpretaciones de los habitantes que no han podido explicarse como se ha hecho.