Lo que el pantano de Riaño anegó no solo fueron casas y tierras, también cultura, pero no toda, alguna sobrevivió en los recuerdos de de sus gentes y en algunos (pocos) elementos arquitectónicos que fueron «rescatados del olvido.»
Es el caso del templo de Pedrosa del Rey, trasladado piedra a piedra al nuevo Riaño, como también ocurrió con la iglesia de La Puerta, en cuyo interior pueden admirarse pinturas góticas extremadamente raras en España, o un hórreo de Salio, reubicado junto a ella.
En el Parque de los Reyes, en la capital leonesa, un solitario hórreo montañés nos saluda. Alipio Valbuena cuenta su historia: «Originalmente estaba al lado de la plaza de Pedrosa, en el barrio de Barruelo, y pertenecía a la familia González-Alonso, a la casa del señor Gil, mi abuelo. Cuando se hizo el pantano se llegó a un acuerdo con la Diputación para instalar el hórreo en el parque, inaugurado en los primeros años ochenta». Valbuena recuerda que el hórreo se redujo a piezas y se volvió a elevar tal cual era.