Un Cristo es el último tesoro que el Museo Arqueológico Nacional ha añadido a la colección leonesa. Es un pantocrátor de 69 centímetros (del siglo XI-XII) que procedería del monasterio de Sahagún. No está clara la ubicación exacta del Cristo en majestad en el citado monasterio. Es una pieza de factura delicada, en la que se aprecia el talento del maestro que la cinceló y que ha ingresado en el museo después de que su propietario llegase a un acuerdo con el Arqueológico Nacional, aunque finalmente trató de anular la transacción.
Entre las obras más valiosas que custodia el MAN se encuentra el crucifijo de Fernando I y doña Sancha, que salió en 1869 de San Isidoro. Ese mismo año y con el mismo destino salió de esta provincia un sarcófago paleocristiano de San Justo de la Vega del año 310, de mármol blanco, cuyo frente está decorado con escenas del Antiguo y del Nuevo Testamento. Los sarcófagos paleocristianos de mármol importados desde Roma, donde se fabricaban, son los primeros indicios materiales de las nuevas creencias. Solamente los grandes propietarios podían permitirse el lujo de adquirir este tipo de piezas para sus mausoleos.