No existía un único y canónico Libro de los Muertos. Los papiros supervivientes contienen una variada selección de textos religiosos y mágicos y difieren notablemente en sus ilustraciones. Algunas personas encargaban sus propias copias del libro, tal vez con una selección de los sortilegios que consideraban más importantes para su propia progresión en la otra vida. El Libro de los Muertos fue comúnmente escrito con jeroglíficos o escritura hierática sobre rollos de papiro, y a menudo ilustrado con viñetas que representan al difunto y su viaje al más allá.
Los Libros de los Muertos de la época Saíta (la dinastía XXVI) tienden a organizar los capítulos en cuatro secciones:
Los sortilegios del Libro de los Muertos reflejan las creencias egipcias sobre la naturaleza de la muerte y el más allá, por lo que es una fuente vital de información acerca de las creencias egipcias sobre esta materia.
Según describe el Libro de los Muertos, el camino hacia el más allá estaba plagado de dificultades:
Primero reintegrar el ser (físicamente, con la preservación de los órganos y la momificación, como espiritualmente mediante sortilegios).
Después a los fallecidos se les requería atravesar una serie de puertas, cavernas y montañas vigiladas por criaturas sobrenaturales y aterradoras que debían ser pacificadas con la recitación de los sortilegios adecuados incluidos en el Libro de los Muertos, destinados a eliminar su amenaza e incluso pasar a gozar de su protección.
Si todos los obstáculos eran salvados, el fallecido era juzgado en el ritual del Pesado del Corazón, descrito en el famoso Sortilegio 125. Esta escena no es sólo remarcable por su intensidad, sino también como una de las únicas piezas del Libro de los Muertos con un contenido moral explícito. No está claro si era preciso ser «puro», saber como «parecer» puro o bien el éxito del Pesado del Corazón dependía más del conocimiento místico de los verdaderos nombres de los jueces que de la correcta conducta moral del fallecido.
Vía: es.wikipedia.org/wiki/Libro_de_los_muertos