La antigua Escuela Normal, que levantara el filántropo leonés Julio del Campo en la hoy calle de su mismo nombre. La parte más visible del edificio, uno de los más interesantes de arquitectura civil de cuantos existen en la ciudad, se encuentra en estado lamentable debido al paso del tiempo, la contaminación y la completa ausencia de un tratamiento que se adecúe a la singularidad de sus materiales, estado aún más denunciable si se tiene en cuenta que el edificio goza, en teoría, del máximo nivel de protección, el integral, según fuentes de la Concejalía de Cultura y Patrimonio del Consistorio leonés.
El interior de las antiguas escuelas fue completamente modificado hace tres décadas para acoger las instalaciones de Asprona, institución que ha venido realizando obras de «accesibilidad» y modernización de las estancias.
Y es que la restauración de la fachada resulta necesaria para la propia salvación de las placas historiadas que incluye, pues parece ser que las zonas descascarilladas donde casi han desaparecido las letras, resultando poco menos que ilegibles, fueron provocadas por intentos de limpieza realmente poco afortunados.