Con la intención de engrandecer la iglesia que sería su templo palatino, los reyes de León Fernando I y doña Sancha ordenaron en 1063 el traslado de las reliquias de Isidoro de Sevilla, unos restos que viajaron “a toda pompa” por la Ruta de la Plata hasta la Colegiata de San Isidoro de León hace ya 950 años. El 21 de diciembre de 1063 llegaban a León los restos de San Isidoro, arzobispo de Sevilla durante tres décadas y uno de los grandes sabios de la época visigótica en España, para reposar en el templo que los Reyes habían construido en su nombre sobre las ruinas de una iglesia anterior dedicada a San Juan Bautista.
Al llegar a León, Fernando I y doña Sancha ordenaron construir dos arcas para contener las reliquias, una pequeña, elaborada en plata y decorada con motivos referentes al libro del Génesis, y otra un poco más grande y adornada con motivos del apostolado, que contenía a su vez la primera urna en la que se encontraban los restos. De ambas arcas se conserva sólo la madera, puesto que fueron profanadas por las tropas napoleónicas, que arrancaron las piedras preciosas y otros elementos ornamentales de valor que habían sido donadas por los reyes a San Isidoro.
León realizará durante todo 2013 decenas de actividades para conmemorar los 950 años de esta efeméride, para la que se ha diseñado un logotipo con un dibujo de San Isidoro alojado dentro de un arca como la que lo trasladó hace casi un siglo a la capital del viejo reino leonés.
lacronicadeleon.es – 26/12/2012